Paralelo al proceso para restablecer las relaciones con Estados Unidos, avanzan hoy las conversaciones Cuba-Unión Europea (UE) hacia la normalización de los vínculos, alentadas por la posibilidad de alcanzar acuerdos antes de fin de año.
Son dos caminos diferentes, aunque ambos tienen un punto en común: Cuba no hará concesiones, ni renunciará a sus principios de independencia y soberanía.
Durante casi dos décadas los nexos entre la mayor de las Antillas y la UE estuvieron lastrados por la llamada Posición Común, una política unilateral e injerencista impuesta en 1996 por el entonces presidente del gobierno español, José María Aznar, a instancias de Washington.
En esencia esa medida pretendió condicionar el diálogo con la isla a cambios en su sistema, algo inaceptable por violar principios internacionales, como el de la libre determinación de los pueblos.
La Posición Común limitó las relaciones de Europa con el país caribeño y funcionó como un complemento del bloqueo mantenido por Estados Unidos desde hace más de medio siglo, pero ni la primera, ni el segundo lograron sus propósitos de destruir a la Revolución.
Hubo varios años de tensiones, en los que la UE intentó incluso imponer sanciones a la isla y ésta canceló la solicitud de adhesión al Convenio de Cotonú, relativo a las relaciones entre los países de la Unión Europea, Asia, Caribe y Pacífico.
Cuando el 10 de febrero de 2014 la parte europea propuso al país caribeño iniciar negociaciones sobre un Acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación bilateral, Cuba aceptó la propuesta, pero recordó cuáles serían las bases.
Carácter incondicional, recíproco y no discriminatorio; pleno respeto a la igualdad soberana de los Estados, al marco jurídico y al ordenamiento institucional de las partes, y total apego al principio de no injerencia en los asuntos internos.
Desde entonces, y de manera alterna, La Habana y Bruselas acogieron en total tres rondas de conversaciones. La cuarta está prevista para junio en la capital belga, sede de las instituciones del bloque europeo.
Un momento importante en este proceso lo constituyó, sin dudas, la visita a Cuba en marzo pasado de la Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Federica Mogherini.
«Juntos tenemos mucho que construir para solidificar nuestra relación», afirmó Mogherini, y dijo esperar que ambas partes contaran con un Acuerdo de Diálogo Político bilateral antes de fin de año.
Otra visita trascendental fue la realizada a La Habana del 10 al 12 de mayo por el presidente francés, Francois Hollande, el primer jefe de Estado de ese país europeo en arribar a la isla en toda la historia.
El mandatario galo abogó por un mayor acercamiento entre Cuba y la UE y aseguró que Francia y los países de ese mecanismo continental van a acompañar a la nación caribeña en el proceso hacia el restablecimiento de los vínculos con Estados Unidos. Hollande fue despedido en el aeropuerto por el presidente Raúl Castro, quien en declaraciones a la prensa recordó que en junio próximo tendrá lugar en Bruselas una cumbre entre la UE y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
«Esperamos no tener que hablar tanto como en (la Cumbre de las Américas de) Panamá, porque en definitiva la Posición Común de la Unión Europea hacia Cuba no debió existir nunca, eso fue una importaciónâ�� cuya instrucción se llevó hasta en inglés, pero eso se va a resolver», dijo.
El Presidente se refirió también al proceso hacia el restablecimiento y la normalización de las relaciones con Estados Unidos, anunciado el 17 de diciembre pasado.
Señaló que el próximo 29 de mayo Cuba puede salir de la lista de Patrocinadores del Terrorismo, en la que nunca debió estar, y entonces se podrá avanzar hacia la reapertura de embajadas, incluida la acreditación de embajadores.
No obstante, aclaró que una cosa será el restablecimiento de los vínculos diplomáticos y otra normalizar completamente las relaciones.
Esto último pasará en primera instancia por eliminar completamente el bloqueo económico, comercial y financiero que ya dura más de cinco décadas, puntualizó.
Igualmente, reafirmó la exigencia cubana de la devolución de la base de Guantánamo, territorio de la isla ocupado ilegalmente por Estados Unidos desde principios del siglo pasado.
Cuba ha insistido en que en el proceso de negociaciones nunca se pondrán sobre la mesa cuestiones de carácter interno que atenten contra la soberanía nacional.
He reiterado en múltiples ocasiones nuestra disposición a sostener con el gobierno de Estados Unidos un diálogo respetuoso, basado en la igualdad soberana, para tratar los más diversos temas de forma recíproca, sin menoscabo a la independencia nacional y la autodeterminación de nuestro pueblo, dijo.
Idénticos principios a los que rigen el proceso de negociaciones con la Unión Europea.
Prensa Latina.