Una vez más Cuba expone ante el mundo su realidad sobre los derechos humanos.
Y es que cuando se habla de cómo se cumplen y garantizan los derechos civiles, democráticos, económicos, sociales y otros, para los cubanos, medios de derecha, mercenarios y opositores del proceso socialista manipulan y politizan el concepto de DD.HH. en correspondencia con sus intereses y objetivos comunicacionales.
Esos constructores de historias nunca mencionan los logros alcanzados durante casi 60 años, y tampoco comentan las numerosas agresiones contra Cuba producto del terrorismo de Estado, la guerra biológica, económica o mediática. Simplemente, tratan de justificar cada acción contra el pueblo bajo el slogan de “la libertad y la democracia”.
Hoy, durante la presentación del informe nacional ante el Examen Periódico Universal (EPU) del Consejo de Derechos Humanos, el canciller Bruno Rodríguez Parrilla recordó cómo se vivía en Cuba antes del triunfo de la Revolución y cómo con las transformaciones sociales la nación se convirtió en una sociedad más justa, en la que todos cuentan.
Sin embargo, otro evento también acontecía. Líderes cubanos contrarrevolucionarios, fabricados con ingredientes como la mentira y el dinero en grandes proporciones, discutían paralelamente un informe para denunciar supuestas violaciones de DD.HH. realizados por el gobierno de la Isla. Pero todo parece indicar que dicho suceso, patrocinado por conocidas organizaciones pantalla de las agencias especiales estadounidenses, fue un fracaso. Muy lleno estaba el salón de conferencias, por cierto.
Esos llamados activistas de oposición son legitimados en cadenas de televisión, periódicos, emisoras radiales y sitios digitales en Internet como parte de la sociedad civil.
¿Será, entonces que preservan los intereses de la Cuba que trabaja día a día en fábricas, empresas, industrias, ramas de la ciencia, salud, educación, seguridad social u otra esfera de desarrollo? La respuesta queda clara: no.
¿De qué violaciones hablan? Son estas figuras disfrazadas de sociedad civil quienes dirigen proyectos encaminados a lograr un “cambio de régimen” con métodos de violencia cívica, defienden los planes de intervenciones armadas de potencias extranjeras, y desean mantener el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a Cuba por casi 60 años.
La intención oculta es suplantar una realidad reconocida por organismos internacionales como UNICEF, FAO, CEPAL etc.
Estos contrarrevolucionarios se han dedicado a organizar eventos y reuniones con confesos terroristas, viajar por muchos países para vender la imagen de represión en la Isla, así como recibir financiamientos de otras naciones y supuestas organizaciones no gubernamentales sin ánimos de lucro que, coincidentemente, se unen para atacar a Cuba y a su sistema político y social.
¿Cómo es posible que si se dicen perseguidos políticos entre y salgan del territorio cubano cada vez que desean? ¿Podría entonces calificarse de turística su oposición al legítimo gobierno cubano?
Se trata de construir artificialmente una realidad y una sociedad donde no hay cabida para los profesores que trabajan en las escuelas, los médicos que prestan su servicio en policlínicos, hospitales y consultorios, los representantes religiosos, intelectuales, artistas, campesinos y obreros que desean por elección propia continuar el camino del socialismo.
Resulta que en ese foro paralelo no se dice que Cuba tiene uno de los códigos de maternidad más justos del mundo, ni que gracias a la Operación Milagro millones de personas en varias partes del mundo han recuperado la visión. El objetivo que persiguen estos actores es simplemente vociferar y fingir un rescate de las libertades para los cubanos.
Cuba es defensora de los DD.HH., de hecho, en mayo de 2013, recibió 292 recomendaciones, en su mayoría aceptadas o anotadas, solamente no se aceptaron aquellas con marcado carácter injerencista o contrarias al ordenamiento político, el cual en ejercicio de soberanía escogimos los cubanos.
Tomado de Cubadebate