Por Juan Carlos Díaz Osorio
Marco Rubio y Díaz Balart no merecen perdón alguno, han pedido cuantiosas sumas de dólares al Ejecutivo con el fin de promover la democracia y la sociedad civil en Cuba y Venezuela. Ya sabemos lo qué significa para estos senadores la democracia: financiar proyectos subversivos en ambos países y apoyar a la oposición, para derrocar gobiernos legítimos.
Deberían sentir vergüenza de pedir millones para patrocinar a un grupo de delincuentes mercenarios, mientras que en Estados Unidos se lucha por la unión con sus padres de los miles de niños inmigrantes separados por orden de Donald Trump, los que de seguro están necesitando de ese dinero para asegurarse un futuro en aquel país donde la vida de un inmigrante para el gobierno no tiene valor alguno.
Los proyectos del Departamento de Estado, que serán usados en el 2019, asignaron 20 millones de dólares para emplear contra Venezuela y 15 millones para Cuba en el caso de la cámara alta, y 15 y 30 millones para ambos países respectivamente en la cámara baja del Congreso..
De igual modo el senador Marco Rubio confirmó 5 millones para Nicaragua, bajo el falaz pretexto de una crisis económica provocada por Daniel Ortega. Todo esto con claros propósitos injerencistas en esos países.
El gobierno norteamericano ya no se oculta para mostrar sus verdaderas intenciones intervencionistas y ha reconocido públicamente su apoyo a la “oposición” de Nicaragua, que ellos mismos fabricaron. De esta forma pretenden acabar con tres naciones que les aterran: Cuba, Venezuela y Nicaragua. Solo que la fórmula que EEUU aplica es bien sabida y aunque parezca estarles funcionando se quedarán con las ganas.
También se acordó mantener el presupuesto de 29 millones de la Oficina de Transmisiones de Cuba (OCB), que incluye a Radio y TV Martí, dos muertos que intenta resucitar pero que realmente nadie ve ni escucha en Cuba
Una vez más asistimos a la conocida política de golpes blandos del gobierno imperial para intentar subvertir el orden en los países progresistas que no dudamos fracasará.
Como diría un buen religioso: “A Marco Rubio y Díaz Balart, que los perdone dios”.