Cuando la visité no podía creerlo. Nunca un médico había entrado a su casa, solo esta cubana lo hizo y ella besa mi mano y dice: tú eres un ángel que llegó a Brasil, relata hoy una doctora.
Yo acepté los términos de este contrato por libre y personal determinación.
Consciente de que con ese dinero, mi madre, hermanos, sobrinos, primos, tíos, vecinos, mi familia toda, tiene garantizado el cuidado de su salud sin pagar nada.