Estados Unidos no ha cambiado un ápice sus intenciones de destruir a la Revolución Cubana, como cuando cínicamente Lester D. Mallory, entonces subsecretario de Estado estadounidense, recomendara en un memorando, el 6 de abril de 1960, incitar al desengaño y al desaliento en el país mediante la insatisfacción económica y la penuria, a fin de reducir los salarios nominales y reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del Gobierno revolucionario.
Ese afán se evidencia claramente en los esfuerzos de la administración de Donald Trump para dañar severamente a la agricultura cubana, la cual de abril de 2018 a marzo del presente año ha sufrido pérdidas por más de 345 millones de dólares, según declaró Moraima Céspedes Morales, directora de Asuntos Internacionales del Ministerio de la Agricultura.
Indicó que ello representa 51 millones de dólares más que en igual periodo del año pasado, «sobre todo por el recrudecimiento de las medidas para provocar malestar económico e insatisfacción en la sociedad», señaló Céspedes Morales.
Denunció que las dificultades y trabas interpuestas por las autoridades estadounidenses afectan desde la importación de semillas y granos, como el maíz para la producción de pienso, hasta la exportación del carbón vegetal cubano.
«La importación de semillas se tuvo que realizar desde Europa y Japón, lo que le costó al país 1 800 000 dólares. Si se hubiese podido negociar con empresas estadounidenses, habría costado solo 700 000», ejemplificó por su parte Mario González, especialista en Relaciones Internacionales del Grupo Agrícola.
Tomado de Granma