Luego de presidir el golpe en Bolivia, los Estados Unidos declararon a Nicaragua como una “amenaza a la seguridad nacional” anunciando nuevas sanciones, al mismo tiempo que Trump designó a los carteles del narcotráfico en México como “terroristas” sin descartar una intervención militar.

Al parecer, un golpe exitoso contra un presidente socialista elegido democráticamente no es suficiente.