(Por: Marta Rojas en Granma)
Fidel no está hoy, pero dejó su ejemplo. Supo crear instituciones y, lo principal, sentó las bases y las desarrolló para que nuevas generaciones preservaran lo hecho hasta su muerte, y siguieran defendiendo el Programa del Moncada, y los principios basados en los postulados de José Martí.

Cartel publicado en el periódico Revolución, en julio de 1960
Sin que ninguna ley lo haya normado, en la medida en que la Revolución se profundiza, julio se dilata al calor del fervor patriótico de las masas y se prolonga. La dimensión histórica de la fecha crece, y cada minuto del séptimo mes adquiere más significación política.
Hay un hecho notable que recordar, en los que reviven, en primer lugar, los héroes y mártires del 26 de julio de 1953, en el Año del Centenario de José Martí: el asalto al Cuartel Moncada.
La causa por la cual lucharon entonces sus representantes, y la hicieron triunfar luego de la cárcel; el fructífero exilio en México; la lucha de la Sierra y el llano, vive eternamente. El líder la llevaría al triunfo definitivo el 1ro. de enero de 1959.
Pero la conmemoración de las efemérides del Moncada no cabe en un día, ni en un año, ni en un solo hombre.
Sin embargo, su evocación en este 2021 es muy significativa. Se trata de un año de singular combate contra un enemigo poderoso, mucho más que aquel al cual se opusieron los moncadistas para restaurar la Constitución del 40, y plasmar todo lo bueno que ella asentaba en letras, como la imprescindible Reforma Agraria o fin del latifundio, el desarrollo de la educación, el médico para las clases más menesterosas, y paralelamente el desarrollo científico que exigía el país, a partir de la vacunación –por ejemplo, entonces, contra la poliomielitis– para marcar algunas bases que el Jefe de la Revolución cristalizó a partir del 1ro. de enero.
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