Por: Ollantay Itzamná
En la bicentenaria República criolla del Perú, en menos de un mes de gestión del primer Presidente campesino, están ocurriendo sucesos culturales y políticos que están trastocando las certezas de la “identidad nacional” bicentenaria.
El electorado peruano, el pasado 6 de junio, mediante una inédita sublevación en las urnas, derrotó a todo el pelotón oligárquico, y eligió como el Presidente del bicentenario nada menos que aún campesino, “extranjero” para la limeñidad virreinal.
Esta derrota política le dolió y le duele a los “dueños” de la República criolla, quienes inmediatamente quisieron “redomesticar” al insumiso Presidente de sombrero mediante una fallida “guerra económica” y “calentamiento de las calles”, argumentando que el Gabinete de Ministros era un peligro para la “democracia y el desarrollo” del país. Y así, emprendieron y emprenden una guerra mediática contra el Gobierno y su Gabinete bajo la sentencia de: “o se resubordinan o los expulsamos del poder”. Los de sombrero y quechua hablantes nacieron para ser sirvientes domésticos.