Por: Katu Arkonada
La crisis de representación en Chile se mantiene. El mejor ejemplo son las numerosas personas que en octubre de 2020 votaron a favor en el plebiscito de entrada que avaló la convocatoria de una Convención Constituyente, mismas personas que en diciembre de 2021 votaron y dieron la presidencia a Gabriel Boric, pero después votaron en contra de la propuesta de constitución este 4 de septiembre de 2022.
Todo parece indicar que el pueblo chileno ha rechazado una constitución considerada muy radical, demasiados artículos que expresaban un cambio demasiado profundo que fue pésimamente comunicado asegurando la derrota desde hace meses de una Convención que vivió en una burbuja, frente a una derecha que sí logró generar un sentido común de época contra la propuesta de nueva constitución.
Los datos duros son claros. La votación del apruebo es prácticamente la misma que sacó Boric en segunda vuelta, pero el rechazo obtuvo 4 millones de votos más de los que sacó Kast. Dicho de otra manera, de 4.5 millones de nuevos electores (porque la votación fue obligatoria, un error estratégico), 4.1 millones votaron rechazo.