Por: Michel E Torres Corona
Recientemente se hizo viral un video del entrañable senador Marco Rubio, muy preocupado porque países como Rusia, China y Brasil están haciendo acuerdos para negociar y comercializar productos y servicios con monedas propias, no con el omnipresente y omnipotente dólar. Rubio, con pasmosa candidez, admitió que para el imperio esto representaba un riesgo tremendo: ¿cómo iban a sancionar entonces a países si el dólar ya no era imprescindible?
Se entiende que en una arquitectura financiera global basada en la especulación, el poder y los símbolos casi pudieran catalogarse como valores agregados de la economía. El dólar ha sido el símbolo del imperialismo estadounidense, su divisa de conquista y sumisión, en tanto ha logrado que la inmensa mayoría de las transacciones internacionales se realicen en esa moneda. El euro, la moneda de la comunidad europea, incluso teniendo momentos de mayor valoración cuantitativa, no ha pasado de ser subsidiario en tanto la Unión Europea, de forma explícita o velada, se comporta como vasalla de Estados Unidos.
Pero que naciones «enemigas» comiencen a moverse hacia el campo financiero, que comiencen a cuestionar e irrespetar el sacrosanto monopolio del dólar, implica que Estados Unidos está perdiendo músculo. Su símbolo se agota, en tanto se agotan las capacidades de su economía de expandirse y su señorío a nivel global se ve cada vez más menoscabado.