

Por: Arthur Gonzalez.
Nora Gámez Torres, periodista cubana nacionalizada estadounidense, que cubre temas cubanos en los diarios el Nuevo Herald y el Miami Herald, en uno de sus recientes artículos sobre el “Síndrome de La Habana”, puso al descubierto que la Misión diplomática yanqui en La Habana es realmente un nido de espías, algo bien conocido por la contundente denuncia que hizo Cuba en 1987, al divulgar en la TV la confesión de 27 funcionarios cubanos colaboradores secretos de la Seguridad del Estado, que durante años engañaron a la CIA cuando los reclutó para obtener información económica, financiera, temas relacionados con la salud humana y animal, el transporte naval y aéreo, las comunicaciones y los del área militar de la Isla.
Aquel escándalo fue totalmente silenciado por la prensa de Estados Unidos, para que sus ciudadanos no lo conocieran, donde Cuba puso al descubierto la presencia de 38 oficiales de la CIA, de un total de 79 cargos diplomáticos radicados como funcionarios permanentes de misión diplomática, más otros 113 oficiales que actuaban bajo la cobertura de funcionarios en tránsito, que permanecían menos de un año en el país, de un total de 418 cargos diplomáticos que lo hacían bajo esa categoría.
Aquellos oficiales CIA destacados como “diplomáticos”, ejecutaban operaciones ilegales de abastecimiento a sus supuestos agentes, en cuevas, carreteras, basureros, puentes y alcantarillas, con modernas plantas de trasmisión satelital y a corta distancia, dinero y paquetes para cifrar y descifrar los informes.
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