Contra el novedosísimo profesado en algunos marsupios academicistas, hay que repetir que las fake news, y su placenta la «pos-verdad», nada tienen de «nuevas» en la añeja historia de engañar a los pueblos con premeditación, alevosía y ventaja.

Detrás de cada invento producido en las entrañas de la ideología dominante, están los intereses mercantiles más perversos en la historia de la humanidad. Foto: Internet
Contra el novedosísimo profesado en algunos marsupios academicistas, hay que repetir que las fake news, y su placenta la «pos-verdad», nada tienen de «nuevas» en la añeja historia de engañar a los pueblos con premeditación, alevosía y ventaja. Y hay que repetirlo mil veces, no sea que algunos ya acaricien la idea de recibir premios por «hallazgos científicos», equivalentes a cambiarle de nombre al mismo verdugo ideológico que habita en las entrañas del capitalismo. Aunque los sabihondos publiquen libros, papers o artículos muy laureados entre ellos mismos.