Por: Jorge Capelán

La embajadora de EE.UU. en Perú, expresándole todo el respaldo a la golpista Dina Boluarte. (Foto. Resumen Latinoamericano)
Lo que se vive en el país andino es un golpe de larga duración orquestado desde Washington.
La fase de preparación tuvo lugar durante el casi año y medio, desde la toma de posesión de Pedro Castillo tras ganar unas elecciones con una votación récord para un candidato popular en Perú, hasta el pasado 7 de diciembre, cuando un congreso dominado por fuerzas acérrimamente opositoras lo declaró “incapacitado moralmente” acusándolo de conspiración y de rebelión, y dictando en su contra, primero 18 meses de prisión “preventiva”, y más tarde 36.
En diciembre pasado, el presidente Pedro Castillo fue víctima de una conspiración para alimentarlo con información falsa con el fin de promover su destitución y posterior enjuiciamiento a la espera de que el movimiento popular que lo apoya en las calles se desmovilice y renuncie a liberar a ese estratégico país de los Estados Unidos. Esa fue la fase de ejecución del golpe.