Por Iroel Sánchez
Todavía hay medios de comunicación que insisten en que el “contratista” Alan Gross, preso en Cuba por actividades subversivas, es inocente y que venía a dar Internet a los judíos cubanos, quienes por cierto ya la tenían antes de que él llegara.
El periodista estadounidense Tracey Eatonlogró que, después de varias negativas, la Agencia de Estados Unidos para la Ayuda al Desarrollo (USAID) le diera acceso a algunos de los documentos relacionados con el caso aunque muy censurados. Sigue leyendo