Por: Dimarys Aguila
Varios medios subversivos de prensa después de la derrota del llamamiento del 15N, han querido mostrar al mundo una realidad inexistente con nuestros niños cubanos donde el pasado viernes lograron que el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) expresara su “preocupación” por las detenciones de niñas y niños en Cuba a raíz de las manifestaciones del 11 de julio y la del 15 de noviembre, pidiendo información al gobierno de Cuba al respecto. A la UNICEF le recordamos que desde la década de los 60 acompaña a Cuba en promover y defender los derechos de todos los niñas y niñas del país, reconociendo mundialmente el trabajo de nuestro gobierno en la implementación de las prioridades de desarrollo para promover la equidad y lograr un mundo apropiado para la infancia y la adolescencia.
No me sorprende que los medios de prensa subversivos se manifiesten y se presten una vez más para hacer de Cuba el centro a donde debe ir dirigida la flecha desde todas partes del mundo. Demostrado está que nuestra isla se preocupa y se ocupa desde la atención de las embarazadas (programas de salud materno-infantil, servicios de salud a los adolescente y prácticas de nutrición), cada niño, niña y adolescente está protegido de la violencia y la explotación, libre de abandono y abuso, los niños, niñas y adolescentes tienen derecho de recibir los servicios de educación de manera gratuita así como el acceso al deporte, manifestaciones culturales y la recreación.
El presente y el porvenir de los niños y jóvenes han sido objeto de atención preferente del gobierno cubano, a diferencia del de los Estados Unidos de América, donde las últimas estadísticas demuestran que hay al menos de 2,225 niños y niñas prisioneros cumpliendo cadenas perpetuas por crímenes cometidos antes de haber alcanzado la edad de 18 años, sin la posibilidad de libertad condicional según declaraciones de Human Rights Watch y Amnistía Internacional. Más o menos el 16 por ciento de estos oscilaban entre los 13 y 15 años de edad. Otros han corrido con peor suerte siendo condenados a muerte.