La saga del síndrome de La Habana es un fracaso épico de la ciencia, con graves consecuencias tanto para los pacientes como para las relaciones internacionales.
Por: Mitchell J. Valdés-Sosa
Un automóvil clásico pasa frente a la Embajada de los Estados Unidos el día de su reapertura para los servicios consulares y de visas en La Habana, Cuba, el 4 de enero de 2023. Credit: Yander Zamora/Agencia Anadolu vía Getty Images
Una vez más los vaticinios de que las relaciones cubano-norteamericanas comenzarían a mejorar definitivamente este año, han sido desmentidos por la realidad en el terreno.
Como ha quedado demostrado a lo largo de los últimos 64 años, en una relación tan asimétrica entre vecinos cercanos, lo que puede hacer La Habana para modificarlas es muy poco en comparación con lo que puede hacer Washington. Por eso, el actual contexto está marcado por una clara hostilidad del gobierno norteamericano hacia el cubano y una política de «guerra fría» desde aquel hacia este.
En días pasados el investigador estadounidense William M. LeoGrande, publicó un artículo sobre el tema de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, donde expone como una esperanza para mejorar la maltrecha situación, el nombramiento del exsenador Christopher Dodd, en el cargo de Asesor Presidencial Especial para las Américas, dada su experiencia en el tema regional y en especial por su constancia en insistir por el fin de la guerra económica, comercial y financiera que dura ya 62 años.
Esa línea política la siguieron casi todas las administraciones yanquis sin conseguirlo, excepto Barack Obama, quien creó grupos de trabajo para preparar a la opinión pública, que le posibilitará poner en práctica viejas recomendaciones del Council on Foreign Relations y otros órganos académicos especializados en política internacional, que sugerían un cambio de estrategia, siempre con la idea de derrocar a la Revolución cubana desde adentro, sin eliminar la guerra económica.
El fracaso de los intentos por mejorar las relaciones con Cuba, radica en que, Estados Unidos impone condiciones inaceptables, porque su pensamiento es del dueño y señor del hemisferio, que no admite una posición independiente y soberana, por ser “un mal ejemplo” para los demás.
La Habana, Cuba-El próximo 20 de enero se cumplen dos años desde la llegada a la Casa Blanca del presidente Joe Biden y las relaciones entre Estados Unidos y Cuba parecieran estar en una especie de limbo.
El líder Demócrata, quien durante su campaña electoral encantó a los sectores cubanoamericanos con la promesa de revertir las políticas de su antecesor Donald Trump hacia Cuba, apenas ha dado señales de moverse en esa dirección.
Si bien algunas acciones recientes de Washington pudieran ser tomadas como un preámbulo de una nueva relación con la isla, las autoridades cubanas se muestran escépticas ante un gobierno que hasta ahora no ha honrado su palabra en las relaciones bilaterales.
CLARIDAD conversó en exclusiva con el viceministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Carlos F. de Cossío, para conocer dónde se encuentran hoy las relaciones entre ambos países.
A continuación, compartimos nuestra extensa entrevista con el diplomático cubano, en la que abordamos desde el tema del bloqueo y las sanciones contra la isla, hasta la llegada de nuevos gobiernos progresistas en la región, los intentos de golpe de estado de la derecha y la guerra en Ucrania.
Tras un histórico acercamiento entre Cuba y los Estados Unidos en 2015, que parecía haber dejado atrás la política de hostilidad hacia la isla, el presidente Donald Trump torpedeó el proceso y revirtió mucho de lo que ya se había alcanzado. El actual presidente Joe Biden no ha cambiado mucho de ese escenario.
¿Dónde se encuentran hoy las relaciones entre Cuba y Estados Unidos?
Luego de los pasos que se tomaron para mejorar la relación, ocurrió un evento que lo cambió todo: las elecciones en Estados Unidos [en 2016]. Antes de entrar, el [entonces] nuevo gobierno anunció que iba a deshacer los pasos que ambos gobiernos habían acordado y que permitieron que la relación entre Cuba y Estados Unidos evolucionaran hacia una más constructiva y respetuosa entre ambos países.
El actual gobierno de Joe Biden prometió, durante la campaña electoral, a sus electores no a Cuba, que cambiaría rápidamente los retrocesos que ocurrieron durante la administración Trump. Dos años han pasado y nada parecido ha ocurrido.
De hecho, la administración Biden, aunque no repite exactamente la desinformación o las alegaciones deshonestas del gobierno de Trump, sigue aplicando, en términos generales, la misma política.
Tenemos que recordar que para deshacer lo que pasó durante la administración Obama, el gobierno de Trump decidió levantar alegaciones que no tenían fundamento, que no eran ciertas, pero que fueron el pretexto para los cambios que tuvieron lugar. (1)
El éxodo gigante que estamos presenciando desde Cuba no tiene precedentes , es más grande que las dos últimas oleadas migratorias más grandes, el éxodo del Mariel de 1980 y la crisis de los balseros de 1994, combinadas. Más de 200.000 cubanos han huido a Estados Unidos en el último año y medio, en su mayoría a través de la frontera con México, pero también a través de los Cayos de Florida en botes destartalados.
Esta gente está desesperada. La pandemia ha afectado a la industria turística de Cuba, una importante fuente de ingresos, pero otro factor clave es la política estadounidense. Hemos estado endureciendo nuestras restricciones económicas en la isla. Nuestra política oficial es ahogar los ingresos de Cuba y mantenerla empobrecida. Es inmoral, fuera de proporción con la forma en que tratamos a otros países, y la conclusión es que es contraproducente.
Sin embargo, aunque el presidente Biden ha comenzado a retirarse de algunas de las políticas de línea dura de la administración Trump sobre Cuba, ha tardado en actuar. Esta es una postura política para los votantes de Florida, y un poderoso senador de Nueva Jersey también juega un papel central. Biden teme enojar a la diáspora cubana e incurrir en la ira de Robert Menéndez, dijo recientemente al New York Times el profesor de la American University y estudioso de Cuba William LeoGrande .
Los chantajes y amenazas de los políticos de origen cubano en EEUU guiados por el odio contra el pueblo de #Cuba y utilizando la emigración ilegal como punta de lanza atentan directamente contra la seguridad nacional de EEUU. Lo reconoce el propio gobierno.
( Tomado del canal en Youtube, Guerrero Cubano con su verdad al desnudo )
Hay visitas que son simplemente eso: visitas. Y hay otras que tienen un verdadero carácter histórico. Porque pueden sentar un precedente, porque pueden representar un parteaguas y porque pueden abrir caminos. En un momento donde tanto Cuba como Estados Unidos requieren de la apertura de nuevos caminos en el desarrollo de sus relaciones bilaterales.
Los días 9 y 10 de septiembre, el embajador Pedro Luis Pedroso Cuesta, representante permanente de Cuba ante las Naciones Unidas junto con el embajador Yuri A. Gala, el ministro consejero Roberto Hernández y el segundo secretario Ernesto Sierra, realizarán una visita a Connecticut, con paradas en Hamden, Hartford, Middletown, Willimantic y New Haven.
De izquierda a derecha, los embajadores Pedroso y Gala y los funcionarios diplomáticos R. Hernández y E. Sierra.
Con una extensa experiencia diplomática que abarca numerosas responsabilidades, entre las que aparecen la de Delegado de la Misión Permanente de Cuba ante Naciones Unidas (1990-1994); embajador de Cuba en Canadá (1999-2004) y en Sudáfrica (2013-2017); representante de Cuba en el inicio del proceso de paz entre el gobierno de Colombia y las FARC-EP, y actualmente director general para Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex), Carlos Fernández de Cossío conversa con JR sobre importantes aspectos de las relaciones entre La Habana y Washington.
—¿Cómo evalúa el comportamiento del presidente estadounidense Joe Biden en relación con Cuba?
—Sobre su comportamiento en general, habría que preguntarle al electorado estadounidense y, según varias encuestas y las elecciones parciales celebradas el 2 de noviembre, parece que la evaluación no es buena. Eso es válido para el caso nuestro. El presidente Biden prometió, no a Cuba, sino a sus electores, que corregiría la política anticubana de Donald Trump, la que él mismo criticó en la campaña. Ya se sabe que incumple esa promesa, que su política es la misma de Trump y que la única diferencia es que el anterior presidente hizo lo que prometió que iba a hacer.