En horas de la mañana del 13 de abril de 1961, un enlace con organización contrarrevolucionaria le entregó a González Vidal dos petacas incendiarias preparadas con explosivo plástico C-4, camufladas en cajetillas de cigarrillos Edén, muy populares en aquel entonces, con la indicación de colocarlas en zonas vulnerables para que se propagara rápidamente el incendio. Y así lo hizo.
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(Tomado de Razones de Cuba)